Nuestra Historia
Aunque hay documentos que acreditan una historia de nuestra hermandad desde el año 1939, no es hasta el año 1.979 cuando una vez terminada la Romería, apareció en el Diario de Cádiz, una nota invitando a los Rocieros de Cádiz capital a reunirse el sábado día 16 de junio de aquel año, en la peña flamenca “Enrique el Mellizo”, con el fin de intentar darle forma a una nueva Hermandad del Rocío.
Su promotor D. Antonio Sánchez Sánchez, tan buen onubense como rociero, había llegado pocos meses antes a nuestra ciudad a trabajar en una entidad bancaria, donde también desempeñaban su labor D. Antonio Castellano Muñoz y D. Enrique Fernández Mesa, ambos rocieros practicantes.
A esta reunión de la peña flamenca concurren 100 personas, según acta levantada al efecto. Dirigidos por Antonio Sánchez y presididos por un cuadro de la Virgen, llevado exprofeso por Antonio Castellano, acuerdan sentar las bases para una futura Hermandad del Rocío, funcionando desde ese momento una Junta Pro-Cultos ó Junta organizadora.
No fué hasta el 20 de mayo de 1.981 cuando el Obispo de Cádiz y Ceuta, D. Antonio Dorado Soto firma el Decreto de Erección Canónica de la Hermandad, en la Iglesia de San José, lo que certifica el canciller del Obispado D. José Carlos Muñoz García. Ya tenía Cádiz una Hermandad de la Virgen del Rocío. Todo el trabajo desarrollado por la Junta Organizadora, había dado su fruto. La noticia fue recibida con el lógico regocijo por parte de los bisoños rocieros gaditanos, que daban gracias a la Madre del Rocío por formar parte de los que la alaban por generaciones en una Hermandad.
Durante el Domingo 31 de mayo y el lunes 1 y martes 2 de junio, la recién nacida Hermandad celebró su primer Triduo preparatorio de Romería a las 9 de la noche, oficiando el Rdo. P. D. Jerónimo Bernabeu Oset, Canónigo Magistral de la Santa Iglesia Catedral de nuestra ciudad. A la derecha del Prebistério lucía esplendoroso el nuevo Simpecado, custodiado por los dos banderines, uno a cada lado, en un improvisado altar montado por Jaime Zaragoza y Diego González. Qué alegría daba ver la Iglesia de San José llena de rocieros gaditanos invocando a la Madre de Dios de las Rocinas.
El miércoles 3 de junio, a las 10 de la mañana se celebró la Misa de Romeros, en la parroquia de San José, oficiada por el párroco y director espiritual de la Hdad. Padre D. Luis López Muñoz. Durante la misa cantó el conjunto sanluqueño “Voces del Guadalquivir”. A la salida de la comitiva surgió un imprevisto, pues se rompió una de las ruedas de la carreta del Simpecado, que pudo ser reparada pero ocasionó un considerable retraso.
Se recorrió la Avenida para cruzar por el puente de la Zona Franca y llegar a las naves de la empresa Cotemar, cedida gentilmente por su propietario, donde se embarcó en un camión para el traslado a Sanlúcar de Barrameda.
El jueves 4 de junio, a las 8 y media de la mañana, la Hermandad gaditana asistió en la Iglesia de San Nicolás de Sanlúcar de Barrameda, a la Misa de Romeros junto a la Hermandad madrina, y al término de la cual hizo un recorrido por la localidad hasta llegar a Bajo de Guía y cruzar el Guadalquivir para entrar en el Coto.
Como contrastaba el reducido grupo de personas que acompañaba a la blanca carreta de Cádiz, con todo el pueblo de Sanlúcar acompañando a su Hdad. con multitud de caballistas.
Guiados por la Hdad. Madrina, los romeros gaditanos pernoctaron la primera noche en Marismilla y la segunda en Palacio, disfrutando del paisaje del Coto, desde los bosques de pinos a los desérticos arenales. Soportando la dureza de los cerros del trigo y los Ánsares, y vibrando de alegría al divisar la blanca Ermita desde la Canaliega.
Eran las doce y media de la mañana del 6 de junio, cuando ante las plantas de la Blanca Paloma y a la puerta de su ermita, aparecía la bicentenaria Hermandad de Sanlúcar con su magnífica Carreta, llevando de la mano a su ahijada gaditana que se presentaba con una humilde y sencilla Carreta blanca, y ambas cargadas de flores y de amor para rendir pleitesía a los pies de la Señora.
Las dos carretas se entrelazaron con cintas amarillas y azules, colores de cada una de estas hermandades, en esta primera presentación de Cádiz ante la Virgen del Rocío.
Siempre la presentación ante la ermita es un acto lleno de devoción y emoción con el canto de una Salve muy sentida y emocionante, pero nunca será como aquella primera vez.
Durante la Romería, los hermanos en su mayoría, acamparon en los terrenos adquiridos por la Junta Pro-Cultos en el año 1.980, ocupando tiendas particulares, así como otras cedidas por la Marina, gracias a las gestiones realizadas por el hermano Manuel Marín. La Carreta del Simpecado y otros hermanos ocuparon una casa alquilada en La Rocina.